Sentir tu soledad como si fuera la mía y no poder hacer nada para hacerte feliz.
Sentirme culpable por escapar un poco, incluso de ti.
Odiarte un poco por quedarte así y tener esa cara de susto que muchas veces
veo en el reflejo.
Amarte tanto y no poder decirlo por vergüenza torpe
Quedarme aquí esperando, por ti... nada más que por ti.
Declaro duelo personal indefinido en memoria de mi memoria
No quiero darme el trabajo de releer y enumerar todo lo pasado, los acontecimientos que suceden mi venida a San Antonio solo pueden ser recopilados en mi memoria en escala de grises. Esto sugiere la incapacidad de definir como he llevado este tiempo, tanto con cosas increíbles con asuntos negativos.
No es mi intención hacer una retrospectiva detalla del asunto, además mi memoria no me lo permitiría. Escribir aquí es tan solo un intento de registrar ante este frágil instrumento que de poco me sirve para recordar y necesita de todas las ayudas necesarias para hacerse un poco más eficiente.
Ahora entonces me recuerdo que ha quedado lejos la nostalgia y que el otoño se llevó todas las lágrimas, el frio del invierno calmó las cosas y asentó las nuevas costumbres. Ahora mientras espero la primavera con ansias de paseos con una carita gruñona con el sol, dispuesta a intentar reír de eso que nunca había reído… y esperando que yo ría de las que nunca pensé reír… por ahora solo caminamos de la mano imaginando ese rumbo inesperado, peleado a veces, soñando, retrocediendo y saltando a ciegas… conscientes de que cada paso nos lleva al siguiente, que todo lo que hemos pasado nos trajo hasta aquí.
Me recuerdo que cada uno de estos recuerdos que escribo está teñido por la emoción del día, lloraré entonces por aquello que olvidé antes y lo que olvido ahora… algo habrá bajo estas palabras erráticas… pero eso no importa pues mi memoria ha muerto, una vez, otra más y estoy en duelo indefinido por eso.
El viaje comenzó con absurdas razones...
como todos ignoré todas las indicaciones...
el paso de una estación a otra
fue fugaz... el calor, la gente la pegajosa sensación
los reflejos obscuros trastornan las caras...
la cansada electricidad,titilaba entre las estaciones
.
En medio del vagón, la vertiginosa sensación
me consumía en el reflejo
y todo pasaba rápidamente, pero dejando sentir cada segundo
acercándose cada vez más la terminal, todo parecía ser tan lejano,
la penúltima estación me hace levantar, con el nerviosismo ingenuo
de quien cree haber llegado a destino,
vuelvo a al reflejo entrecortado con esa sensación de vergüenza
típica de esas situaciones.
los que observan deben haberse dado cuenta de mi error, y reído para sí mismos
esa última parada tan ansiada y anunciada parece pronta a llegar...
el freno es brusco, la puerta se abre, salen todos los observantes como animales.
una última mirada al reflejo, como en despedida,
me levanta la mirada y sostiene un par de segundos, esboza una estúpida sonrisa.
Salgo, miro hacia atrás, lo busco, está allá del otro lado, me mira en la terminal,
aun sostiene la mirada, ya no sonríe, espera a que me de vuelta y siga mi camino
lo observo fijamente.
He perdido mi pañuelo... suspiro.
Al fin entendí lo que quería decirme.
El vaso vacío...
y los pies muy cansados...
pero las imágenes de sueño, siguen apareciendo...
el muchacho de manos limpias sonríe.... y en el vidrio se dibujan figuras...
pero sigue vacío...
